La cultura no es un lujo ni un complemento, sino un eje estratégico para el desarrollo territorial.
Existe una gran diversidad de agentes culturales que actúan de forma dispersa pero con fuerte compromiso y creatividad.
El potencial del ecosistema cultural está infrautilizado por falta de estructura, coordinación, recursos y reconocimiento institucional.
Las soluciones no pasan solo por más dinero, sino por reorganizar el sistema de gestión cultural, generar comunidad, y crear un relato compartido sobre el valor de la cultura en la comarca.
Se requiere una visión integral y a largo plazo, donde la cultura sea entendida como una herramienta de cohesión, economía, identidad y bienestar social.